jueves, 27 de enero de 2011

CHÁVEZ PONE EN SU SITIO A LA BANCA

¿Cuál es el papel que debe jugar un Presidente de un Estado? ¿Elaborar leyes que defiendan los intereses de los ciudadanos y hacerlas cumplir? ¿o su papel es defender los intereses de la banca y los grandes capitales a costa de los derechos de los ciudadanos? Chávez lo tiene claro.

En ocasiones es criticable la forma (no el fondo) de las actuaciones de Chávez, pero esta vez, es para quitarse el sombrero. Ningún banco debería saltarse las leyes aprobadas democráticamente por los representantes de un pueblo, y si se las saltan, el Estado debe responder rápido. Chávez lo ha hecho. Cumpla la ley o me dice lo que cuesta el banco, que el Estado se lo compra, y si se pone gallito, se le recuerda que el Estado puede nacionalizar el banco en base a los intereses de la ciudadanía. Al parecer, la cuestión ya se ha resuelto y el banco cumplirá con la ley y se sentará a negociar con los afectados, algo a lo que se oponía.

¿Alguien se imagina al Presidente de España (o de cualquier país del entorno) respondiendo y solucionando, en riguroso directo televisivo, los problemas de la ciudadanía? No, porque lo que aquí tenemos es "Tengo una pregunta para usted", cuando hay elecciones (es decir cuando los políticos quieren salir a decir bonitas palabras), donde se busca más el chascarrillo y el juego de palabras, que la búsqueda de soluciones a los problemas de la ciudadanía. De hecho, los debates generados en el seno de la sociedad española tras las intervenciones de Zapatero y Rajoy fue: ¿Cuánto vale un café? ¿Cuánto cobra Rajoy?. ¿Recuerdan algo más?

Aquí dejo la denuncia de una ciudadana contra el BBVA y la posterior llamada de Chávez al director de este banco.





miércoles, 19 de enero de 2011

TÚNEZ, ¿CONTINUISMO, REFORMA O REVOLUCIÓN?

Después de que un joven vendedor de verdura se quemara "a lo bonzo" como protesta por la confiscación de su puesto de venta por parte de la policía tunecina, la situación ha estallado en Túnez. El alza de los precios de productos básicos y la situación de precariedad y alto paro, sobre todo juvenil, ha llevado a los ciudadanos a echarse a la calle y reivindicar el derecho a un futuro mejor. La respuesta gubernamental no se hizo esperar y las fuerzas de represión del Estado cargaron con dureza llevándose por delante la vida de casi un centenar de personas, según datos del propio Gobierno. Del mismo modo, la represión política contra la oposición quedó reflejada en la detención de varios militantes de izquierda, como fue el caso de Hamma Hammami, portavoz del Partido Comunista de los Obreros de Túnez.

Sin embargo, en lugar de acobardarse ante la represión, los tunecinos salieron a la calle con más fuerza. De nada servían ya las promesas de Ben Alí de crear puestos de trabajo y contener la inflación, el pueblo tunecino quería el fin del régimen. Ese Ben Alí al que la UE le ha estado dando coba, considerándolo como el líder más democrático de los países árabes, un líder cuyo partido era (hasta hace unas horas) miembro de pleno derecho de la Internacional Socialista, al igual que el Partido Demócrata de EEUU, el Partido Laborista y el propio PSOE... El mayor "mérito" de Ben Ali era tener a raya a los islamistas, algo muy apreciado por occidente, a quien no le parecía importar la ilegalización de gran parte de la oposición, la detención de periodistas, sindicalistas y opositores y la falta de futuro del pueblo tunecino.

La rebelión ha conseguido echar a Ben Alí del poder, pero como suele pasar en todas las rebeliones burguesas en las que los trabajadores no toman directamente el poder, éste ha llegado a manos de uno de los mayores colaboradores del régimen de Ben Alí, el primer ministro Mohamed Ghanuchi. ¿Todo cambia para que nada cambie? Ghanuchi ha afirmado que se investigará a los responsables de la muerte de los manifestantes y que se convocarán elecciones libres. Sin embargo, la designación que ha realizado Ghanuchi de los miembros del Gobierno de transición, ha hecho estallar de nuevo a la población. Un Gobierno de transición en el que seis ministerios de gran relevancia (entre ellos Interior, Exteriores, Economía y Defensa) son otorgados a miembros del RCD, el partido de Ben Alí. La respuesta ha sido inminente, la gente ha vuelto a salir a las calles, no quiere un lavado de cara, no vale con quitar a Ben Alí pero dejar a sus compinches. "Se ha ido Alí Babá, pero se tienen que ir los 40 ladrones", grita el pueblo. Parte de la oposición, que había sido convidada a entrar a formar parte del Gobierno de transición, ha dimitido. El sindicato UGTT, el mayoritario en Túnez, ha renunciado a formar parte de esta farsa continuísta de Ghanuchi y el RCD. La gran mayoría del pueblo tunecino no quiere que la transición sea tutelada por quienes apoyaron a Ben Alí durante sus más de 20 años de mandato. Pero la desvergüenza no tiene límites y Ghanuchi y sus ministros, han abandonado el RCD, como si eso supusiera la eliminación de su pasado, sus actos y su responsabilidad en la era Ben Alí.

Sin embargo, la maquinaria propagandística del RCD se ha puesto en marcha y asegura que nadie puede fiarse de la oposición, ya que son unos "grandes desconocidos"... curiosa e irónica afirmación, ya que ese desconocimiento se debe a la opresión y ninguneamiento (cuando no la ilegalización) que han sufrido los partidos opositores.

Estaremos atentos a las noticias que lleguen desde Túnez y el desarrollo de esta rebelión, que quizá podría llegar a convertirse en revolución. Deseamos que la sangre de los tunecinos no sirva sólo para un simple cambio de maquillaje en el poder político, mientras que el resto de poderes, sobre todo el económico siga en las manos de los de siempre. Para ello, confiemos que las fuerzas de izquierdas, desde las reformistas (Ettajdid) hasta las revolucionarias (Partido Comunista de los Obreros de Túnez), sepan hacer valer el apoyo popular con el que cuentan y no permitan que que las movilizaciones acaben sin destruir el anterior régimen, dando paso a una democracia real en todos los ámbitos de poder, algo muy complicado hoy en día... pero una vez que el pueblo es consciente de la realidad en la que vive y toma medidas para cambiarla, incluso jugándose la vida, todo es posible.

Cabe destacar que el ejemplo tunecino podría extenderse por otros puntos del norte de África, ya que en Argelia y Egipto, donde la situación económica y política tiene rasgos similares a la de Túnez, se han dado ya protestas populares y se han registrado varios casos de inmolaciones "a lo bonzo", tal y como comenzaron las revueltas en Túnez. Esperamos acontecimientos.

martes, 11 de enero de 2011

ESPAÑA, ¿PAÍS EN "VÍAS DE SUBDESARROLLO"?

En los últimos 20 años venimos hablando de países en "vías de desarrollo" para definir a aquellas economías de los considerados "países pobres" que están en proceso de crecimiento, incluso algunos de ellos han llegado a convertirse en los denominados "países emergentes" como Brasil e India. A través de cifras macroeconómicas y de proyecciones económicas (cifras meramente capitalistas como PIB, renta per cápita, consumo, etc) varios países se supone que han dado el salto a la categoría de potencias económicas emergentes.

Sin embargo, y haciendo un paralelismo, podemos plantear el caso inverso. Países que hasta ahora creían estar en la vanguardia económica mundial, como Irlanda, Portugal y sobre todo y principalmente, España, están recorriendo el camino inverso. ¿Podríamos hablar, pues, de países en "vías de subdesarrollo"?

Nos habíamos creído que estábamos en la primera división de las economías mundiales pero nuestra economía era débil basada en el capital especulativo (sobre todo en la contrucción) y no en la producción. Y cuando el sistema especulativo cae nos damos cuenta de que no hay a qué agarrarse, ya que todo es ficticio y basado en el crédito.

Las cifras macroeconómicas, el aumento brutal del paro (el más alto de los países mal llamados "desarrollados"), la bestial deuda pública, etc. nos llevan al borde de la necesidad de un "rescate" económico de la UE, al igual que ha pasado en Grecia, Irlanda y parece ser que pasará en Portugal. Estos rescates no son más que endeudamientos que se han de pagar a un elevado interés y cumpliendo todas las imposiciones que los "rescatadores" impongan (el que paga manda), es decir: deuda externa y pérdida de independencia política y económica. Como los países "del tercer mundo".

Si los Gobiernos ya se ven obligados a cumplir con los dictados que marca "el mercado" (ese ente abstracto que controla todo pero nadie pone nombre ni cara, ¡viva la democracia!), tener que ser rescatado por la UE supondría pagar una deuda a un coste de financiación aún más alto y bajo unas directrices aún más duras. Y ya sabemos quienes vamos a ser los paganos de toda esta situación: los trabajadores, en sus distintos estados (parados, jubilados o en activo...). Esto es sencillo de ver, ya que si el Estado "mete mano" a las grandes fortunas y capitales (muchos de los cuales son causantes directos de esta crisis), éstos se van a instalar en otros países, como ocurre cada vez que se anuncia una subida de impuestos. Pero, ¡ay de tí! pobre currante que no tienes más capital que tu fuerza de trabajo, el cual no puede ser llevado a otro país a menos que emigres. Tú vas a ser el que pagues todo esto: reducción de pensiones, reducción de prestaciones de desempleo, reducción de servicios sociales, recorte en gasto sanitario y educativo, ampliación de edad laboral, mayor facilidad para ser despedido, te subirán el precio de luz, gas y gasolina (lo que implica que sube el transporte, lo cual lleva a que suba el precio de todos los productos). Es el sistema, no hay otra opción dentro del capitalismo. Como el slogan que se hizo popular en la campaña electoral norteamericana del ´92: "es la economía, estúpido".