miércoles, 19 de enero de 2011

TÚNEZ, ¿CONTINUISMO, REFORMA O REVOLUCIÓN?

Después de que un joven vendedor de verdura se quemara "a lo bonzo" como protesta por la confiscación de su puesto de venta por parte de la policía tunecina, la situación ha estallado en Túnez. El alza de los precios de productos básicos y la situación de precariedad y alto paro, sobre todo juvenil, ha llevado a los ciudadanos a echarse a la calle y reivindicar el derecho a un futuro mejor. La respuesta gubernamental no se hizo esperar y las fuerzas de represión del Estado cargaron con dureza llevándose por delante la vida de casi un centenar de personas, según datos del propio Gobierno. Del mismo modo, la represión política contra la oposición quedó reflejada en la detención de varios militantes de izquierda, como fue el caso de Hamma Hammami, portavoz del Partido Comunista de los Obreros de Túnez.

Sin embargo, en lugar de acobardarse ante la represión, los tunecinos salieron a la calle con más fuerza. De nada servían ya las promesas de Ben Alí de crear puestos de trabajo y contener la inflación, el pueblo tunecino quería el fin del régimen. Ese Ben Alí al que la UE le ha estado dando coba, considerándolo como el líder más democrático de los países árabes, un líder cuyo partido era (hasta hace unas horas) miembro de pleno derecho de la Internacional Socialista, al igual que el Partido Demócrata de EEUU, el Partido Laborista y el propio PSOE... El mayor "mérito" de Ben Ali era tener a raya a los islamistas, algo muy apreciado por occidente, a quien no le parecía importar la ilegalización de gran parte de la oposición, la detención de periodistas, sindicalistas y opositores y la falta de futuro del pueblo tunecino.

La rebelión ha conseguido echar a Ben Alí del poder, pero como suele pasar en todas las rebeliones burguesas en las que los trabajadores no toman directamente el poder, éste ha llegado a manos de uno de los mayores colaboradores del régimen de Ben Alí, el primer ministro Mohamed Ghanuchi. ¿Todo cambia para que nada cambie? Ghanuchi ha afirmado que se investigará a los responsables de la muerte de los manifestantes y que se convocarán elecciones libres. Sin embargo, la designación que ha realizado Ghanuchi de los miembros del Gobierno de transición, ha hecho estallar de nuevo a la población. Un Gobierno de transición en el que seis ministerios de gran relevancia (entre ellos Interior, Exteriores, Economía y Defensa) son otorgados a miembros del RCD, el partido de Ben Alí. La respuesta ha sido inminente, la gente ha vuelto a salir a las calles, no quiere un lavado de cara, no vale con quitar a Ben Alí pero dejar a sus compinches. "Se ha ido Alí Babá, pero se tienen que ir los 40 ladrones", grita el pueblo. Parte de la oposición, que había sido convidada a entrar a formar parte del Gobierno de transición, ha dimitido. El sindicato UGTT, el mayoritario en Túnez, ha renunciado a formar parte de esta farsa continuísta de Ghanuchi y el RCD. La gran mayoría del pueblo tunecino no quiere que la transición sea tutelada por quienes apoyaron a Ben Alí durante sus más de 20 años de mandato. Pero la desvergüenza no tiene límites y Ghanuchi y sus ministros, han abandonado el RCD, como si eso supusiera la eliminación de su pasado, sus actos y su responsabilidad en la era Ben Alí.

Sin embargo, la maquinaria propagandística del RCD se ha puesto en marcha y asegura que nadie puede fiarse de la oposición, ya que son unos "grandes desconocidos"... curiosa e irónica afirmación, ya que ese desconocimiento se debe a la opresión y ninguneamiento (cuando no la ilegalización) que han sufrido los partidos opositores.

Estaremos atentos a las noticias que lleguen desde Túnez y el desarrollo de esta rebelión, que quizá podría llegar a convertirse en revolución. Deseamos que la sangre de los tunecinos no sirva sólo para un simple cambio de maquillaje en el poder político, mientras que el resto de poderes, sobre todo el económico siga en las manos de los de siempre. Para ello, confiemos que las fuerzas de izquierdas, desde las reformistas (Ettajdid) hasta las revolucionarias (Partido Comunista de los Obreros de Túnez), sepan hacer valer el apoyo popular con el que cuentan y no permitan que que las movilizaciones acaben sin destruir el anterior régimen, dando paso a una democracia real en todos los ámbitos de poder, algo muy complicado hoy en día... pero una vez que el pueblo es consciente de la realidad en la que vive y toma medidas para cambiarla, incluso jugándose la vida, todo es posible.

Cabe destacar que el ejemplo tunecino podría extenderse por otros puntos del norte de África, ya que en Argelia y Egipto, donde la situación económica y política tiene rasgos similares a la de Túnez, se han dado ya protestas populares y se han registrado varios casos de inmolaciones "a lo bonzo", tal y como comenzaron las revueltas en Túnez. Esperamos acontecimientos.

No hay comentarios: