Hace ya 20 años de la caída del Muro, que viene a recordarnos la desintegración del bloque comunista del Este que, en torno a la URSS, trató de poner en práctica las teorías de Marx. El politólogo Francis Fukuyama se apresuraba en 1992 a afirmar que con el triunfo del capitalismo democrático habíamos llegado al final de la Historia. Lo mismo debieron de pensar los romanos al conquistar las Galias, y los Señores en la época feudal, etc. sin tener en cuenta que la Historia está viva y normalmente la tozuda realidad se empeña en tirar por tierra nuestros pronósticos.
Está claro que cayó el Muro y con él los Estados de la órbita soviética, sin embargo la URSS no era el Comunismo, al igual que el Vaticano no es el Cristianismo. Habría que preguntarse: ¿El Capitalismo qué es? ¿la riqueza de parte de Europa y EEUU o la pobreza de África, Asia y América Latina? ¿Quizá el Capitalismo sea las Barranquillas en Madrid o Las Tres Mil Viviendas en Sevilla?
Cayó el bloque soviético pero no los ideales de una sociedad justa, igualitaria, libre y democrática que defendió Marx y que en gran parte fueron traicionados por los propios dirigentes prosoviéticos. Aunque la URSS no sirva como referente actual, el Comunismo seguirá siendo un referente mientras exista explotación, injusticias, se denieguen derechos básicos como la sanidad, la educación, la vivienda y el hambre esté a la vuelta de la esquina de las tiendas de lujo.
Hay quien afirma que el camino hacia el comunismo sólo es posible mediante la dictadura y que es incompatible con la democracia, pero cabe recordar que hay muchos ejemplos que demuestran lo contrario: el Chile de Allende, la España del Frente Popular, la Guatemala de Arbenz, El Salvador en el 1932... fueron propuestas marxistas democráticas que fueron truncadas de raíz por golpes de Estado capitalistas. No debemos olvidar la frase de Kissinger (Secretario de Estado estadounidense): "No podemos permitir que un pueblo elija hacerse comunista", para lo cual ayudó a una serie de fascistas latinoamericanos, entre ellos Pinochet y Videla... Históricamente ha sido el propio capitalismo el que ha obligado a que la implantación del comunismo sólo se pudiera realizar a través de dictaduras.
Sin embargo, el mismísimo PCE asumió la frase de Carrillo de que "dictaduras, ni la del proletariado", luchando sólo por las vías democráticas para la consecución de una sociedad basada en los principios marxistas. Hoy en día sólo hay un país europeo donde gobierna un partido comunista: Chipre, perteneciente a la UE. Obviamente democrático. En Córdoba donde el Ayuntamiento lleva dos décadas en el poder del PCE (a través de IU), tampoco hay gulags, ni Siberias, ni toques de queda.
Hoy, a 20 años de la caída del Muro de Berlin, nos deberíamos plantear si el mundo ha cambiado a mejor. En occidente los derechos sociales y sobre todo laborales van retrocediendo, en gran medida gracias a que el empresariado ha dejado de temer el potencial revolucionario de los trabajadores. Hay que pasar por el aro. No existe un modelo que se oponga al capitalismo y eso ofrece vía libre a un sistema económico cada vez más salvaje. Los trabajadores occidentales somos los que más hemos perdido con la caída de la URSS. No olvidemos que el Estado de Bienestar Occidental (ahora en retroceso) fue una concesión capitalista para evitar el alzamiento obrero.
Mientras, muchas de las antiguas repúblicas soviéticas, si bien han ganado en libertad política, los datos muestran la caída de la calidad de vida respecto a la época soviética: ha bajado la esperanza de vida, ha aumentado el paro, los sistemas de protección social y sanitario hacen aguas, ha aumentado la pobreza y la indigencia, lo cual ha llevado a un incremento del alcoholismo y la drogadicción. Esto no se ha comentado en las celebraciones de los 20 años de la caída del muro.
Como señala Isaac Rosa: "para comer se necesita algo más que libertad". Otro aspecto que ha mejorado es la libertad para viajar y salir al extranjero, pero la gran mayoría de la población no tiene capacidad económica para hacerlo, por lo que los beneficiados han sido las nuevas clases pudientes, enriquecidas entorno a la desmantelación del Estado, es decir la privatización de lo que fueron servicios y empresas públicas (todos conocemos a los nuevos magnates rusos...). No hablemos de la mafias rusas que controlan determinados sectores económicos y su vinculación con el narcotráfico.
Hace unos días leí un comentario en un foro y hoy lo he vuelto a ver nada menos que en el artículo de Isaac Rosa en Público. Se trata de un chiste muy extendido por los países de la antigua órbita soviética:
Dos mendigos rusos conversan mientras piden limosna a la puerta de un McDonald´s.
- "¿Sabes lo peor del comunismo?"
-"¿que todo lo bueno que nos decían del comunismo era mentira?"
-"No. Lo peor fue que todo lo malo que nos dijeron del capitalismo era verdad."
Está claro que hubo muchos ciudadanos del Este que trataron de escapar de la zona comunista para buscarse una vida mejor en el occidente libre. No hay que olvidar que cuando cayó el Muro eran los del este los que se venían al oeste, y no del revés. Esto no lo debemos olvidar los que nos consideramos marxistas. El marxismo parte del humanismo, del amor al hombre, y eso lo olvidaron muy pronto los dirigentes prosoviéticos.
Sin embargo, ahora que hay capitalismo también en el Este, ¿cuántos ciudadanos del Este rumanos, búlgaros, etc. siguen intentando entrar en occidente buscando también una vida mejor? Antes trataban de escapar de la dictadura y ahora tratan de escapar de la pobreza. También hay muros y alambradas entre países capitalistas: frontera mexicano-estadounidense, hispano-marroquí, etc. y la gente sigue muriendo intentando cruzarlas. Los muros de hoy se llaman leyes de extranjería y permisos de residencia.
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