lunes, 21 de diciembre de 2009

IMAGINEMOS...

Imaginemos al Presidente de un país cualquiera que llega al poder tras ganar las elecciones por mayoría absoluta. Este Presidente, en función del poder otorgado por el pueblo decide que ya es hora de que las riquezas del país dejen de estar en manos de inversores extranjeros mientras que su pueblo malvive y que la pobreza afecte a casi la mitad de la población. Decide pues, desprivatizar los sectores básicos, los cuales habían sido privatizados por los gobiernos anteriores y comprados por multinacionales extranjeras. Dichos sectores son: electricidad, minería, gas, petróleo y banca, principalmente. Estas empresas son recompradas (que no expropiadas) por el Estado, que, como en todo país, se reserva el derecho a intervenir en los sectores básicos de la economía.

Con los beneficios que saca del control de estos sectores, puede hacer que mejore la sanidad pública, llegando a municipios y clases sociales donde no existía, se consigue elevar el salario mínimo interprofesional hasta colocarlo como el segundo más alto de todo el continente, se consigue la implantación de escuelas en zonas pobres, reduciendo, casi erradicando el analfabetismo, se subvencionan los productos básicos necesarios a las personas en situación de necesidad (con reducciones incluso del 50% respecto al precio de mercado), se reduce la pobreza en un 12% de la población (del 44% al 32%, lo que supone cientos de miles de personas). Además se elabora una Ley de Costas para proteger el medio ambiente frente a la corrupción urbanística en las zonas turísticas. También se reduce la jornada laboral de 44 a 36 horas semanales...

Sin embargo, los medios de comunicación privados, pertenecientes a empresas vinculadas a los sectores energéticos desprivatizados, comienzan a hacer una campaña internacional contra este Presidente. Desde sus televisiones, periódicos y radios se silencian todos los logros del Gobierno y se fomenta una imagen de dictador del Presidente, alegando que interviene demasiado en la economía. A los pocos meses, los sectores más reaccionarios del ejército dan un Golpe de Estado contra dicho Presidente. El Presidente es secuestrado durante dos días. Una cúpula militar, presidida por el representante de los empresarios del país, toma el poder. Al segundo día de su mandato, el pueblo se echa a la calle reclamando la vuelta a la legitimidad democrática, las masas de ciudadanos entran en el Palacio Presidencial y obligan a los militares a salir del Palacio y liberan al Presidente secuestrado.

El Presidente, en lugar de detener a los golpistas, decide que es mejor dejar que se vayan del país y seguir trabajando para su pueblo. Vuelve a haber elecciones y vuelve a ganar con mayoría absoluta. Desde los medios de comunicación, nacionales e internacionales, se carga contra el Presidente diciendo que ha habido fraude, sin embargo existen observadores de la ONU y de la OEA que afirman que han sido totalmente limpias.

Desde los informativos y programas de debate de una de la principales cadenas de televisión, se vuelve a alentar la necesidad de un Golpe de Estado, sin embargo debido a que las licencias de televisión las ofrece el Estado (como en España), y coincidiendo con que la licencia de esa cadena en concreto expiraba, el Gobierno decide no renovar dicha licencia. Algo lógico ya que sería como dar un canal de televisión a Tejero para que día a día llamara a dar un Golpe de Estado. Sin embargo la prensa internacional, perteneciente a grandes corporaciones con amplios intereses económicos y financieros en ese país, afirma que se está coartando la libertad de expresión, y que "cerrar" medios de comunicación no es propio de una democracia. Esta noticia dio la vuelta al mundo alentada por los grandes medios de comunicación. A los pocos meses esta televisión estaba emitiendo de nuevo, algo que apenas se comentó en el resto del mundo.

Semanalmente, el Presidente de ese país, tiene un programa de televisión donde se recogen las quejas de los ciudadanos y sus reivindicaciones. Se trata de un programa en directo, por lo que el Presidente puede salir "escaldado" en cualquier momento. Durante el programa, el Presidente explica a los ciudadanos cómo se está gestionando el país y cómo se está empleando el dinero público. Sin embargo, los sectores golpistas vuelven a la carga alegando que es impropio de un Presidente tener un programa de televisión. (ojalá todos los presidentes tuvieran un trato tan cercano con sus ciudadanos, y dieran tantas explicaciones, en directo, de lo que hacen y lo que dejan de hacer).

Mientras tanto, la mayoría de la opinión pública internacional, ya se ha formado una imagen negativa, que cada cierto tiempo será alimentada con nueva información sesgada (reformas constitucionales que equiparan la Constitución del país del que hablamos con la Constitución Española, serán consideradas como dictatoriales, el intervencionismo del Estado sobre la economía para garantizar que los productos básicos lleguen a los ciudadanos y evitar la especulación y la inflación será considerado negativamente, etc). Hay que tener en cuenta que el Presidente del que hablo usa un tono muy bravucón y arrogante, pero los hechos le avalan. Sin embargo el resto del mundo se lleva las manos a la cabeza, acostumbrados a políticos que guardan las formas perfectamente pero cuyos hechos se convierten en decisiones antipopulares que con su retórica acaban convirtiendo en decisiones jaleadas por unos ciudadanos que prefieren las formas a los hechos. Algo normal en una sociedad que valora más la imagen que el contenido. En países como España se habla continuamente de lo malo que es este Presidente para la democracia, lo hace mucha gente de la calle, los que no sufren directamente sus políticas ¿y qué piensan los ciudadanos que sufren directamente sus decisiones políticas? Tres elecciones vencidas con mayoría absoluta nos dan la respuesta.

Mientras tanto, los medios de comunicación críticos con el Presidente, defienden a capa y espada a uno de los presidentes anteriores, socialdemócrata, que durante unas manifestaciones sacó al ejército a la calle y mató a más de 400 personas y dejó más de diez mil heridos y 200 desaparecidos...

No hace mucho tiempo el Presidente del que hablo, ha vuelto a ganar unas elecciones, nuevamente por mayoría absoluta y los observadores internacionales han vuelto de asegurar la limpieza de los comicios. Este Presidente, que tantos logros sociales ha conseguido y que sufre la continua manipulación de los medios, se ha convertido en un referente para muchos países pobres latinoamericanos y africanos, y es considerado como una amenaza por los EEUU y por la UE, ya que tienen miedo a que el ejemplo de este Presidente sea seguido por otros países y los ciudadanos se pregunten el porqué de su pobreza y de las ganancias que a su costa obtienen las grandes empresas extranjeras.

Seguro que a estas alturas todos estaríamos defendiendo a este Presidente que ha logrado tantos avances sociales a pesar de la presión de las multinacionales y de los medios de comunicación masivos. El Presidente del que hablo es venezolano y se llama Hugo Chávez. Ahora que ya sabemos el nombre: ¿Seguimos pensando lo mismo o tanto nos han comido la cabeza que lo que son datos objetivos no tienen peso frente a un nombre y un apellido...?

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