Espeluznante hallazgo en Colombia: una fosa común con más de 2000 cadáveres que el Ejército colombiano ha ido enterrando con orden de no hacer constar los nombres de los asesinados. Y no es la primera ni la segunda fosa que se encuentra desde que Álvaro Uribe está en el poder. Los cadáveres parecen pertenecer a lo que se denomina como "falsos positivos": colombianos civiles (sindicalistas, líderes campesinos, indígenas, etc.) que el gobierno colombiano considera "muertos en combate".
Se ve que a Uribe no le basta con hacer la vista gorda ante los asesinatos brutales de los paramilitares, sino directamente es el propio Ejército colombiano quien realiza el trabajo sucio. ¿Qué hubiera pasado si esta fosa aparece en Venezuela o Bolivia? ¿cuál sería la reacción de los medios de comunicación españoles? ¿y qué dirían los líderes de los principales grupos políticos? La noticia estaría en las portadas de todos los periódicos e informativos. El País, El Mundo, ABC y compañía colmarían durante días sus editoriales con la cuestión, pero a Uribe le "perdonamos" todo, al fin y al cabo es el hombre de la UE y de EE.UU en la zona, el que ofrece territorio colombiano para que los EE.UU implanten bases militares en la frontera con Venezuela. Recuerda a aquella frase que Henry Kissinger (ex-secretario de estado estadounidense) usó para justificar su apoyo a Pinochet: "Es un hijo de puta. Pero es nuestro hijo de puta".
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