Empiezo a creer que tanta lluvia en mayo no es normal, así que tengo la impresión de que no se trata de que esté lloviendo: nos están meando. Y ayer fue una tarde muy pasada por agua. El Gobierno de quedó a gusto en el Congreso.
Si hace unos años criticábamos el lacayismo de Aznar respecto a Bush, ahora ya podemos empezar a decir lo mismo de Zapatero respecto a Obama. Una llamada de telefóno del Presidente estadounidense ha sido suficiente para que en menos de 24 horas se hayan recortado los gastos públicos. Y no, que nadie espere que Zapatero, el supuesto "ala izquierdista" del PSOE, haya propuesto recortar la financiación a la Iglesia, la investigación militar, o que se devuelvan las tropas de Afganistán (que nos cuestan millones de euros por cada mes que siguen allí), tampoco se ha planteado recortar el gasto de la Casa Real (ha sido la propia Casa Real la que ha solicitado a iniciativa propia que se les reduzca el sueldo igual que a los funcionarios). Tampoco se ha dicho nada de subir impuestos a las grandes transacciones financieras, ni reducir el número de asesores del Gobierno (6000, que se están luciendo, por cierto). Lo que sí ha planteado Zapatero es recortar el gasto social y el salario de los empleados públicos.
No hace mucho, hace dos años, en plenas elecciones, el PSOE apostaba por el "pleno empleo" (que fue su slogan electoral), hablaba del superávit en las cuentas públicas, luego al llegar la crisis, el Gobierno decía que la crisis no afectaría a España porque su economía estaba saneada y estaba mejor preparada que los demás países. Sólo hay que hacer un pequeño ejercicio de memoria, ya que no hace más de dos años de todo esto. Mientras, Hacienda devolvía 400 euros a cada contribuyente, se subvencionaba con 2500 euros la natalidad, etc, todas ellas medidas criticadas por la izquierda (IU, ERC y BNG) por su falta de progresividad fiscal.
Pues resulta que ahora somos el segundo país occidental y "desarrollado" que peor estamos, después de Grecia. A pesar del discurso del Presidente Zapatero durante todos estos meses, diciéndo que no se iban a recortar derechos sociales y que la crisis no iba a recaer sobre los trabajadores, nos llegan estas noticias: reducción del 5% del sueldo de los funcionarios, eliminación de la retroactividad de las prestaciones de la ley de dependencia, congelación de las pensiones, entre otras medidas.
Realmente, con la política fiscal que ha desarrollado el PSOE, ya se habían recortado derechos de los trabajadores, de forma encubierta, pero se ha hecho: la reducción de impuestos sobre el capital, la eliminación del impuesto sobre el patrimonio, el mantenimiento de las SICAV´s, etc. supone una reducción de los impuestos a las clases pudientes que repercute en el debilitamiento de los servicios que debe prestar un Estado: sanidad, educación, pensiones, etc, servicios públicos a los que sobre todo acuden las clases trabajadoras, ya que los ricos pueden financiarse sus propios recursos privados. Desde este blog llevamos meses contándolo. Por no hablar de los ERE´s aprobados por el Ministerio de Trabajo a empresas con beneficios económicos, no hay mayor ataque a los derechos de los trabajadores que el paro o la amenaza del paro (que obliga a tragar con sapos y culebras), y en España vomos camino de los 5 millones de parados. Todavía hay quien dice que es normal porque somos muchos. De acuerdo: pues entonces no usemos términos absolutos sino relativos: una tasa del paro del 20%.
Después de que el Estado saliera al rescate de la banca y de las entidades financieras, éstas, una vez recuperadas, exigen al Estado que recorte el gasto social. Nadie lo ha explicado más gráficamente que Gaspar Llamazares (IU) quien comparó la situación actual con la "metáfora del ahogado" en la que "alguien nada irresponsablemente en una zona prohibida, llega el grupo de salvamento, evita que se ahogue y, cuando lo están sacando ya del agua, empieza a tirar del salvavidas hacia el fondo, intentando ahogar al que le ha salvado". Así ha actuado la banca y el empresariado español, y lo que es peor: el Gobierno ha cedido.
Hay quien hace demagogia barata diciéndo que es normal que se recorte el salario a los funcionarios, que cobran mucho y que tienen su vida asegurada, pero la cuestión no es esa. La cuestión es que son trabajadores que nada han tenido que ver con la crisis, y que ven recortados sus derechos mientras que los causantes de la crisis (multinacionales, banca, financieras, etc) ven cómo el Gobierno no para de aplicarles mejoras económicas (directas y ayudas fiscales). Hay que tener conciencia de clase, y los funcionarios no dejan de ser trabajadores, asalariados y, por tanto, proletariado (profesores, médicos, auxiliares de clínica, policía, administrativos, trabajadores sociales, enfermeras, técnicos informáticos, personal de la administración de justicia, bomberos, protección civil, etc...), aunque gran parte de ellos no sean capaces de verlo así, es decir, no tienen la citada conciencia de clase. Esa ha sido la gran victoria del capitalismo, desmovilizar a las clases trabajadoras haciéndolas creer que no son lo que son.
Después de que el Estado saliera al rescate de la banca y de las entidades financieras, éstas, una vez recuperadas, exigen al Estado que recorte el gasto social. Nadie lo ha explicado más gráficamente que Gaspar Llamazares (IU) quien comparó la situación actual con la "metáfora del ahogado" en la que "alguien nada irresponsablemente en una zona prohibida, llega el grupo de salvamento, evita que se ahogue y, cuando lo están sacando ya del agua, empieza a tirar del salvavidas hacia el fondo, intentando ahogar al que le ha salvado". Así ha actuado la banca y el empresariado español, y lo que es peor: el Gobierno ha cedido.
Hay quien hace demagogia barata diciéndo que es normal que se recorte el salario a los funcionarios, que cobran mucho y que tienen su vida asegurada, pero la cuestión no es esa. La cuestión es que son trabajadores que nada han tenido que ver con la crisis, y que ven recortados sus derechos mientras que los causantes de la crisis (multinacionales, banca, financieras, etc) ven cómo el Gobierno no para de aplicarles mejoras económicas (directas y ayudas fiscales). Hay que tener conciencia de clase, y los funcionarios no dejan de ser trabajadores, asalariados y, por tanto, proletariado (profesores, médicos, auxiliares de clínica, policía, administrativos, trabajadores sociales, enfermeras, técnicos informáticos, personal de la administración de justicia, bomberos, protección civil, etc...), aunque gran parte de ellos no sean capaces de verlo así, es decir, no tienen la citada conciencia de clase. Esa ha sido la gran victoria del capitalismo, desmovilizar a las clases trabajadoras haciéndolas creer que no son lo que son.
Vemos, pués, como la crisis recae sobre los de siempre, los trabajadores (activos, parados o jubilados), y todo porque Zapatero se ha rendido ante los mercados. Está dentro de la lógica capitalista, haciendo lo previsible y aplicando las sencillas normas del mercado, cual empresario: reducir los costes de producción. Si pudiera haría un ERE masivo.
Lo ha definido perfectamente Joan Ridao (ERC): "Zapatero es débil con los fuertes y es fuerte con los débiles". Si Zapatero va a hacer la política de Rajoy, ¿qué más dá unas siglas u otras?. Al menos una cosa nos han dejado clara (para el que aún lo dudaba) en este país sólo hay un partido de izquierdas de ámbito nacional, y no es el PSOE. Esperemos que cuando nos toque volver a elegir a nuestros representantes, aquellas personas que se consideran "de izquierda" lo recuerden y voten masivamente contra el bipartidismo, contra una ley electoral que mantiene el privilegio de PP y PSOE a costa de hacer cuestionar las bases de la democracia y contra los políticos que anteponen el mercado a los trabajadores. Cada vez que leo la prensa y veo las medidas que día tras día toma el Gobierno me siento más orgulloso de lo que voté en su momento, porque nunca me han defraudado (toco madera) y eso me hace sentirme reconfortado y tranquilo conmigo mismo. Otros quizás se arrepienten al verse traicionados. No se trata de ser ventajista a toro pasado, ya que esto llevamos tiempo diciéndolo. Esto es una democracia, ¿no? Pues disfruten su voto.
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