miércoles, 19 de mayo de 2010

LO DEL 5% ES LO DE MENOS

El Gobierno ha sabido muy bien hacia quién dirigir su mayor ataque a la clase trabajadora*: hacia los empleados públicos y ha sabido encubrir la denominación "empleado público" pasando a usar el concepto "funcionario", concepto con connotaciones negativas entre gran parte de la sociedad. El funcionariado tiene una, en ocasiones merecida (y en la mayoría falsa), imagen de personas que trabajan poco y cobran mucho, que se escabuyen del trabajo, etc. Yo desterré esa imagen desde el mismo día que conocí cómo trabajan l@s trabajador@s sociales de Carabanchel, estresados, con pocos recursos, con gran demanda social, urgencias, etc. También sé como trabajan los sanitarios, l@s profesor@s de guarderías, institutos, los oficinistas de Hacienda, del Servicio Público de Empleo (antiguo INEM), de la Seguridad Social, etc.

Hay muchas personas que ven correcto el recorte salarial de los empleados públicos ya que son unos "privilegiados" dada la situación económica que atraviesa el país. Pero estoy seguro de que si a los empleados públicos nos aseguraran que reduciendo un 5% el sueldo se acababa el paro, todos firmábamos. Si por quitarnos 60 euros a cada uno se consiguiera la contratación de cientos de miles de personas, sería perfecto, ya que se trabajaría con mayor serenidad, se cubrirían las bajas y repercutiría en una mejora del servicio que las Administraciones Públicas prestan a los ciudadanos, es decir, se verían reforzados los servicios públicos. Pero esta no es la cuestión. Los sindicatos no se están movilizando por el recorte salarial, sino por el recorte del gasto social. El problema no es el recorte salarial, sino lo que hay detrás de las medidas del Gobierno respecto a los servicios públicos. Y hay varios mensajes que ha lanzado el Gobierno con esta medida, a saber:

-el Gobierno puede tirar por tierra, en una mañana, toda la negociación colectiva con los sindicatos, derecho recogido en la Constitución.

-que el Gobierno puede, de un plumazo, dejar sin validez el Estatuto Básico del Empleado Público, que tanto tiempo y tantos esfuerzos consiguió conseguir.

-también ha demostrado que puede romper de forma unilateral los acuerdos de subida salarial que se acordaron con los sindicatos.

Todo esto deja muy a las claras que con un simple Decreto se puede echar por tierra, en un par de días, lo conseguido en años. Nada está seguro. Y la amenaza es mayor teniendo en cuenta que en octubre se negocian los Presupuestos Generales del Estado y que dada la debilidad del Gobierno en el Congreso se van a tener que pactar con el PP. Este es el problema del bipartidismo y de la escasa representación parlamentaria de los grupos de izquierda (cuando votamos no sólo debemos pensar en si se ganan o no se ganan las elecciones, sino en la presión que pueden hacer los grupos parlamentarios, obviamente los que votamos a partidos minoritarios, por ejemplo IU, somos conscientes de que no vamos a ganar unas elecciones, pero sí que sabemos que cuanto más grande sea su presencia en el Congreso, más presión se puede hacer para que quien gobierne no tenga vía libre para girar a la derecha).

Los recortes en los Servicios Públicos están sobre la mesa, al igual que la privatización de Correos y Renfe. Habrá quién diga: "mejor, que se privaticen". Pero que luego no se quejen cuando las empresas privadas que lo gestionen digan que este tren no para en tal pueblo porque no es económicamente rentable o que los habitantes de los municipios pequeños tengan que ir a recoger sus cartas a la capital de comarca porque tampoco es rentable prestar servicio en los pueblos pequeños.

El ataque a los Servicio Públicos es una amenaza que está detrás de los recortes presupuestarios, y cualquier día nos subrogan a todos los empleados públicos (que lo pueden hacer) y los sanitarios pasan a depender de EULEN, MAPFRE, etc. y los profesores pasan a depender de los Agustinos, Maristas, etc, lo trabajadores sociales pasan a ser subrogados por Clece, Grupo Norte, etc... Y el problema ya no será de los trabajadores sino de toda la sociedad, porque si bien hay veces que nos quejamos de los servicios públicos, hay que defenderlos como el pilar básico de una democracia. Por ejemplo, sabemos que a vecces la Seguridad Social nos pone trabas para pedir cita con un especialista, pero ¿acaso no nos hacen todas las pruebas diagnósticas posíbles, no nos realizan las operaciones independientemente de su coste? Habría que ver los trabas que pondría una empresa (cuyo objetivo, por definición, es ganar dinero) para hacernos unas simples pruebas diagnósticas no rentables.

Todo esto está en juego. Y hay que defender lo público de los ataques del capital. Porque el Gobierno sufre presiones de los grandes grupos financieros ávidos por privatizar los sectores públicos, como en su día hicieron con Telefónica, Repsol y otras muchas empresas (luz, gas , agua, etc), y que ya han entrado en la privatización encubierta que supone la esternalización (gestión privada) de televisiones públicas, servicios de limpieza, comedor y seguridad en colegios, hospitales, etc. Y cuando esto ocurre pueden pasar dos cosas: que los servicios sean deficitarios (en este caso se financiaría con dinero público, de todos) o que tengan beneficios (e irían a parar sólo a las empresas que lo gestionan). Todo esto ya venía adelantado por la Constitución Europea, que por suerte franceses y holandeses rechazaron, pero que posteriormente "nos colaron" a través del Tratado de Lisboa, el cual, para más inri, se nos vendió como un éxito de "la Europa de los Ciudadanos".

Hoy se ataca a los empleados del sector público y la respuesta debe ser unánime porque si el Gobierno y el empresariado constatan que pueden recortar derechos de los trabajadores que más estabilidad y seguridad laboral tienen, ¿qué no podrán hacer con los demás, con los que tienen el paro pendiendo sobre su cabeza cual espada de Damocles? Es como un ataque a un castillo: si cae el muro más fuerte, los que están detrás están vendidos. El Gobierno ha atacado al sector público y, o estamos juntos o estamos perdidos.

*hablo de clase trabajadora porque no creo en la existencia de la clase media. La clase social viene determinada por la posición respecto a los medios de producción.

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