Esta noche se ha ido Marcelino Camacho. Afiliado al Partido Comunista de España (PCE) desde 1935, fundó en la clandestinidad, a finales de los ´50, el sindicato Comisiones Obreras, actualmente el sindicato de clase con mayor número de afiliados.
Nacido en La Rasa (Soria), durante la Guerra Civil Marcelino cruzó a pie la Sierra de Madrid para unirse al bando republicano. Fue encarcelado por la Junta de Casado (sección del PSOE de Besteiro que dio un Golpe de Estado contra la República para pactar la paz con Franco) sin embargo logró escapar, pero volvió a ser detenido y llevado a un campo de trabajos forzados donde pasó varios años hasta que logra escapar al exilio, trasladándose a Argelia, donde conoció a otra exiliada política: Josefina Samper, que se convirtió en su mujer y su compañera de luchas, acompañándole hasta el último día de la vida de Marcelino.
A finales de los ´50 es indultado y regresa a España. Comienza a trabajar en la Perkins y reside en el popular barrio madrileño de Carabanchel, en un piso de poco más 60 metros, en el cual residirá hasta el fin de sus días. En la clandestinidad funda CCOO, sindicato ligado al PCE y su actividad sindical le lleva a pasar nueve años en la cárcel de Carabanchel, cárcel símbolo de la represión franquista que hace un par de años el "señor" Rodriguez Zapatero mandó derribar, con el fin de despojar a los trabajadores españoles de un símbolo de su lucha antifranquista y hacernos olvidar lo que somos y de dónde venimos.
En la cárcel hizo nueve huelgas de hambre (cada una castigada con 20 días de celda de castigo), estudió economía junto a otros líderes comunistas encarcelados y consideró la cárcel de Carabanchel como su Universidad. Indultado en el "Proceso 1001", se convierte en pieza importante de la conocida como "Transición Española". Diputado por el PCE abandona su puesto por discrepancias con la reforma laboral aprobada con el apoyo de Santiago Carrillo. Marcelino sigue fiel a sus ideas marxistas y representa el ala izquierda del PCE, convoca la primera Huelga General de la democracia contra las políticas neoliberales de Felipe Gonzalez, participa activamente contra la entrada de España en la OTAN y permanece en el Comité Federal del PCE hasta su muerte. También es afiliado a IU (coalición a la que pertenece el PCE) y es poseedor del carnet de afiliado número 1 de CCOO. Cuando en 1987 abandona el puesto de Secretario General de CCOO, se vuelve a su pisito de Carabanchel a trabajar como un afiliado más, algo habitual entre los dirigientes comunistas honrados (Gerardo Iglesias volvió a la mina, Anguita volvió al instituto...). Siempre que su salud se lo permitió acudía a los actos del Partido y del sindicato. Hace unos años tuve la suerte de poder verle en las fiestas del PCE, acompañado, como siempre por Josefina, su mujer.
Marcelino nos deja su ejemplo de lucha, su tesón, su lucha por un mundo mejor, más justo, más humano. Marcelino es insustituible, ejemplo de coherencia política hasta el final de sus días, su última intervención en público está cargada de emotividad, ya que de mano de Josefina, ambos cercanos a los 90 años, recordaba su lema cargado de fuerza: "Ni nos domaron, ni nos doblegaron, ni nos van a domesticar", para posteriormente cantar, puño en alto, la Internacional Comunista. Siempre recordó que "ni el trabajo, ni el pan, ni la libertad nos las han regalado, las hemos tenido que luchar" y que "mientras exista capitalismo, existirá la lucha de clases".
Hoy nos deja físicamente pero su espíritu seguirá guiando la lucha de todos aquellos que tomen conciencia de su situación de clase y luchen por un mundo más justo. Hoy, seguro que los que no movieron un dedo durante los 40 años de dictadura, los de los 40 años de vacaciones y que hoy gobiernan, tratarán de apropiarse de su figura y de su espíritu. Pero nosotros sabemos que Marcelino era de los nuestros. Descanse en paz, que en vida ya luchó bastante. Un abrazo a Josefina.
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