Hoy, 23 de abril, los castellanos y leoneses "celebramos" nuestro Día de la Comunidad. Se rememora la lucha de las "Comunas" y sus "comuneros" contra la tiranía del emperador Carlos I de España (y V de Alemania) quien a la muerte de los Reyes Católicos y la incapacitación de su madre (Juana, conocida como "La Loca") fue coronado Rey de una tierra que nunca había pisado y cuyo idioma desconocía.
La situación de Castilla (que estaba formada por más de la mitad del actual territorio de España) era complicada debida a una serie de malas cosechas que dispararon el precio de la comida. A esto se unía la grave crisis del sector de la lana, principal economía castellana. Dicha situación se agravó con la llegada del citado Emperador que sólo veía a Castilla como una nueva tierra que exprimir para financiar sus guerras en Flandes, por lo que decidió aumentar los impuestos a los cada vez más empobrecidos castellanos.
Dado que el Emperador residía fuera de Castilla nombró varios administradores que gobernaran el territorio, los corregidores, gobernadores y arzobispos, muchos de ellos extranjeros. La situción se hizo insostenible y el pueblo, organizado en torno a las "Comunidades" (de ahí el nombre de "comuneros") realiza un escrito reclamando a Carlos I que paralice la subida de impuestos y que no utilice a Castilla sacrificándola para financiar sus guerras coloniales. En esta carta de advertía claramente: "si el Rey no atiende las justas reclamaciones del pueblo de Castilla, las Comunidades se verán obligadas a defender el Reino de Castilla".
Carlos I no lo tomó en serio y aprueba junto con los gobernadores la subida de impuestos, acto seguido se va a Flandes. La situación se torna insostenible. Las Comunidades cumplen con su amenaza y se rebelan contra el Emperador. Las ciudades castellanas son un hervidero, sobre todos las mesetarias (las actuales Castilla y León, La Mancha y Madrid). El pueblo derroca a los corregidores y las tropas imperiales no tardan en reaccionar. Un sentimiento de solidaridad entre las distintas Comunidades permite aguantar los ataques imperiales, unas Comunidades acuden a la defensa de otras. Se crea la Junta de Comunidades en Tordesillas, que se convierte en Gobierno revolucionario e impone unas condiciones al Emperador. Esto comienza a asustar a los sectores comuneros más moderados: Burgos pronto abandona el movimiento comunero.
Las tropas imperiales atacan Tordesillas y la Junta de Comunidades debe huir a Valladolid, donde vuelve a ser atacada. Los comuneros deciden trasladarse a Toro, pero en el camino, en un descampado del municipio vallisoletano de Villalar son atacados y masacrados el 23 de abril de 1521. Los líderes comuneros Juan Bravo, Juan Padilla y Francisco Maldonado son decapitados sin juicio previo.
Sólo puede resistir Toledo, que bajo el mando de María Pacheco, esposa de Juan de Padilla, resiste numantinamente durante casi un año. En febrero de 1522 Toledo cae y María Pacheco logra salvar la vida huyendo a Portugal.
Y como dice el himno popular castellano.... "desde entonces ya Castilla, no se ha vuelto a levantar...". Callada, tímida, introvertida y sumisa. Y dividida, desmembrada en varias Comunidades Autónomas. Hoy los castellanos "rememoramos" una derrota (sería de tontos decir que lo "celebramos") pero debemos recuperar el espíritu reivindicativo de los comuneros, quienes lucharon hasta el final por una causa justa, causa que hoy sigue vigente a lo largo y ancho del planteta: la lucha de los pueblos por la dignidad.
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